Quienes han sido inquilinos de Palacio de Gobierno durante un
quinquenio deberían dejar este predio con la misma condición económica que
exhibieron al llegar. No ocurre así lamentablemente. Aquí examinamos las
compras y ventas de propiedades que realizaron un puñado de dignatarios luego
de su paso por el poder. Sin modestias
Nuestros dos últimos ex presidentes han vuelto a la agenda política –
cuando faltan poco más de dos años para la campaña del 2016 - envueltos en una
gran polémica sobre recientes adquisiciones de carácter inmobiliario. Primero
fue el líder de Perú Posible , Alejandro Toledo , con la adquisición que hizo
su suegra de un inmueble valorizado en casi 4 millones de dólares . Luego se
supo que el líder del Apra , Alan García , se mudará en marzo a una casa que vale 830 mil dólares.
El caso de García es más llamativo, toda vez que lo investigaron en el
Congreso por haber adquirido cinco casas entre 1980 y 1984. Aunque en el 2001
prescribió el delito.
La primera casa que obtuvo fue en Mariscal Castilla , Miraflores
(1982), cuando aún era diputado y ya se perfilaba como candidato presidencial.
Luego adquirió otra en José Pardo , también en Miraflores , (1983), donde ya
como presidente electo recibió a todo tipo de personalidades políticas.
Otras casas que tuvo se ubican en Donatello (1980) y en Varela (1983).
También adquirió otra en Chacarilla , Surco, que ahora pertenece a su ex esposa
Pilar Nores . El problema con esta fue que pagó la mitad de lo que decía el
aviso publicitario de venta. En París también compró un departamento que, según
García, se encuentra alquilado.Además adquirió una casa de playa en Naplo, que
después vendería a su socio y ex ministro José Antonio Chang.
Alberto Fujimori, por su parte, tiene dos casas embargadas, en
Miraflores y San Borja, como parte de la deuda por reparación civil con el
Estado.
Otra propiedad que tuvo fue la conocida "Pampa Bonita", un
terreno de 12 hectáreas que en 1987 obtuvo como adquisición gratuita. Hace
poco, Fujimori pidió cambiar su dirección de Tokio, Japón , por la de un predio
en el distrito del Rímac (jirón Madera 101, en la zona del Perpetuo Socorro),
que es inhabitable.
SE QUEDARON SIN CASA
Distintos fueron los casos de otros jefes de Estado. Fernando Belaunde,
por ejemplo, contaba con dos propiedades antes de asumir su primer mandato
(1964-1968): una en Calle Inca Rípac 100 (Jesús María), y otra en Naplo. Ambas
construidas por él mismo.
Antes de empezar la campaña electoral de 1963 Belaunde vendió la casa
de Naplo con el fin de poder financiar su candidatura presidencial.
Durante su segundo gobierno (1980-1985) vendería la casa de Jesús María
en 90 mil dólares. Así dejaría el poder sin ninguna de las dos propiedades con
las que llegó a Palacio de Gobierno.
Tras ello, se iría a vivir a un departamento de 120 metros cuadrados en
San Isidro, que era propiedad de su esposa Violeta Correa. Allí vivió hasta el
último de sus días.
RESIDENCIA DE GENERAL
El general Juan Velasco Alvarado (1968-1975) llegó al poder con un
golpe de estado y con una residencia en la avenida Roque y Boloña,Miraflores,
que obtuvo cuando fue presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Y como los militares no lo dejaban dormir en Palacio, Velasco no tuvo
mejor idea que construir un puente en la Vía Expresa para llegar más rápido a
su hogar. Para ello tuvieron que dejar sin plataforma al puente Domingo Orué y
crearon el Roca y Boloña, que hoy cuenta con otro nombre.
Durante su mandato también adquirió una casa en la Urbanización Santa
Inés, en Chaclacayo. Allí se iba cada vez que disfrutaba de los
"Altecos" (Almuerzo, té y comidas).
Su sucesor, el general Francisco Morales Bermúdez Cerruti (1975-1980),
entró y salió del poder con la misma vivienda de la calle Guillermo Marconi,
en San Isidro.
Su vivienda forma parte de un conjunto de casas construidas por su
suegro Humberto Pedraglio. Fue un regalo de don Humberto a su hija Rosa cuando
se casó con el aún teniente EP Morales Bermúdez.
José Luis Bustamante y Rivero (1945-1948) fue otro que no adquirió una
casa al dejar el poder. Adquirió una muchos años después, en 1988, tras dejar
la presidencia de la Corte de Justicia de La Haya.
LA CASA RESIDENCIAL
Un caso curioso es el del general Manuel A. Odría Amoretti , quien
durante su primer mandato (1948-1950) recibió cuatro casas a modo de regalo, a
través de escrituras públicas. Una fue en la calle Vargas Machuca (Miraflores)
que hoy es propiedad del Ejército. Otra conocida como el Fundo Odría
(Monterrico), la cual ahora funge de un club social para la Fuerza Aérea del
Perú (FAP).
También recibió una vivienda en San Bartolo, y la última en Paracas
(Pisco) llamada Capricho, que forma parte, en la actualidad, del hotel Hilton.
Años después, Odría vendería el Fundo Odría a un japonés. Aunque este
lo denunciaría después de encontrarlo –ya con problemas mentales– metiéndose en
el huerto a sacar paltas que aún creía suyas.
Uno de sus antecesores, el general Óscar R. Benavides Larrea , compró
durante su segundo periodo (1933-1939) una casa a nombre del gobierno en La
Perla (Callao), una urbanización de Héctor Boza, quien después sería
vicepresidente del general Manuel Odría.
Al costado está la casa del mismo Boza, hoy un hotel. Las historias
sobre las reuniones allí son muchas. Víctor A. García Belaunde recuerda una en
particular: "Dicen que en uno de esos almuerzos de viernes, persiguiendo a
una doncella hasta el tercer piso, Odría resbala, cae y se rompe la cadera. Es
por ello que acaba su segundo gobierno en silla de ruedas. Quiso ir a la
segunda reelección, pero tuvo que desistir".
Belaunde donó la casa residencial a los maestros de provincias. Tras
años de mal uso, la casa es hoy un colegio.
ENFOQUE
Mala imagen de un interés inmobiliario
Víctor A. García Belaunde
Congresista
Estamos viviendo una fiebre de casas de ex presidentes, ese interés
inmobiliario que muestran cuando dejan la Presidencia . Que se entiende deben
vivir con decoro, acorde con el cargo que han ocupado; pero que le hace mucho
daño a la política.
Esto genera una mala imagen a los jóvenes políticos que podrían pensar
en que tienen que llegar a la Presidencia para poder ostentar una vida lujosa.
Se debe tener en cuenta que ser un ex presidente es un estatus que
permite que te reciban en todas partes del mundo. Por ello el Estado debería
preocuparse de que tengan un nivel adecuado con una vivienda adecuada.
Así como los comandantes generales de las Fuerzas Armadas, quienes
tienen propiedades dadas por sus propias instituciones.
El gobierno de Augusto Leguía le otorgó una casa al general Andrés
Avelino Cáceres en la Av. Arequipa . Tras la muerte de Cáceres, el gobierno
recompró la casa, donde actualmente funciona la Sociedad de los Fundadores de
la Independencia. He allí un buen ejemplo.
Redacción:
La República
3 Feb 2013 | 23:30 h
Martín Hidalgo.
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